La historia la voy a postear cuando tenga un ratito de tiempo para escribirla.
Supongo que sera un capitulo por semana o uno cada dos.
Espero que les guste :D
Comenten!

P.D: aah y nose si tengo que aclararles que lean de abaro para arriba :P el prologo es antes del primer capitulo

Capítulo 2

Indescriptible

Caímos los dos al suelo, después de una sigilosa colisión.

Al ser el piso de mármol, me raspé un poco la espalda y los codos.

Intenté levantarme pero estaba mojada y me resbalé otra vez. Antes de que choque con el piso nuevamente, dos fuertes manos me agarraron las muñecas y me devolvieron el equilibrio.

- Perdón, no te vi venir, disculpa es que estaba apurada y yo

- No te disculpes – Interrumpió él lo que pretendían ser mis “palabras”- Yo también caminaba distraído

Cuando levanté la mirada, me arrepentí de haberlo hecho. Me daba vergüenza yo sola de haberme quedado boquiabierta y ruborizada al ver su rostro, pero no podía remediarlo.

Los músculos de mi boca parecían no querer moverse.

Era un chico de mi edad, tal vez un poco más. Rubio, ojos claros, con músculos en el abdomen, en una palabra, hermoso.

¿Podía ser que en este lugar encontrara lo que a todas les gustaría tener?

- ¿Estás bien? – Me preguntó

- Si, em, gracias – ¡Tonta tonta tonta! No podía emitir las palabras que pensaba

- No hay de que – Se empezó a alejar pero a los dos pasos paró y se giró hacia mi – Por cierto, no se tu nombre

- Marlín- Le conteste – pero todos me dicen Mar

- Yo soy Jeremy, un gusto conocerte

Entonces, se dio media vuelta otra vez y se fue.

- Wow – Dije para mí misma.

Nunca había visto a alguien que llame tanto mi atención. Lo cierto es que no me hablaba mucho con adolecentes de mi edad en mi otra ciudad, y no estaba acostumbrada a esto, a pesar de que tengo 17 años.

Caminé hasta mi casa en silencio, pensativa.

Hasta que sonó mi celular, suponía que sería mi madre y así era.

- Mar, ya está la cena

- Estoy en la puerta de casa, mamá- Y colgué.

Entre a mi casa, tiré el bolso al sillón y me senté a la mesa.

- ¿Fuiste a la piscina?- Me preguntó Wes

- Si – Respondí cortantemente

- Que lástima que estuve ocupado, hubiera ido yo también.

- Podrás ir en otro momento cariño, primero hay que terminar de desempacar y acomodar todo el inmobiliario- Repuso mi madre.

Que suerte que no había ido Wes. En este momento estaría molestándome con Jeremy.

Tenía tantas ganas de verlo. ¿Cómo no se me ocurrió preguntarle si vivía por aquí o cualquier cosa? Estaba en shock cuando lo vi, eso fue lo que paso.

Terminamos de cenar, así que levante la mesa, y lavé los platos.

- Terminé, me voy a mi cuarto- Anuncié

-Buenas noches cielo – Se despidió mi madre

-Hasta mañana Mar

Subí las escaleras un poco cansada después de la mudanza y el día en la pileta., pero no tenia sueño ahora. Había cambiado mi rutina muchas veces el día de hoy, así que decidí cambiarla una vez más y prendí el ordenador.

No tardó mucho en prenderse y conectarse a internet.

Inicié sesión en el Messenger y me puse a buscar entre mis contactos conectados (que no eran muchos) a ver si estaban o Eli o Rachel.

Así era, aunque solo estaba Eli. Le comenté todo lo que no sabía de mi día y ella del suyo.

Nos despedimos después de algunas horas y apagué el ordenador.

Eran las 11 de la noche, pero ahora si estaba lista para dormir.

Me puse el pijama, me cepillé los dientes y me acosté.

No tardé mucho en dormirme.

Cuando desperté, mi cuarto estaba algo cambiado, las paredes no eran del mismo color, y mis nuevas cosas ya no estaban en su sitio.

¿Mamá y Wes habían remodelado todo el cuarto mientras yo dormía? Imposible. No tengo sueño pesado y cualquier cosa me despierta.

Me levanté, y salí de mi cuarto dando tumbos, todavía dormida.

Mientras bajaba la escalera, escuché una voz muy poco familiar. No era de Wes, ni de mi madre.

No me animé a seguir bajando y me quedé escuchando la conversación que provenía de abajo.

-… No podemos implicarlo en esto, Fred, no tiene ni tendrá nada que ver con los problemas familiares- Era una voz femenina. Hablaba en susurros, como si quisiera que nadie la escuchara

- Pero Daiana, piénsalo, ahora es solo un bebé, pero cuando crezca, tendrá que continuarlo

-¿Es que no entiendes lo peligroso que es este trabajo? Yo no quiero algo así para mi hijo, Fred, no sé tú, pero

- Yo tampoco lo quiero así, mi amor, pero todos tenemos que cumplir con esto, es algo que está en nuestros genes - La interrupió el

Un bebé comenzó a llorar. ¿Qué es esto? No entendía nada.

¿Dónde estaban Wes y mamá?

Bajé un escalón más, para lograr ver a las personas de donde provenían sus voces.

La mujer era rubia y esbelta, bastante alta y sostenía a un bebe con sus brazos maternales y protectores. Lo miraba con mucho cariño, y le hacía morisquetas para que deje de llorar.

El hombre también era alto, y tenía un aspecto más rudo que el de la mujer. Sus dos brazos sostenían los hombros de la mujer, como si la estuviera usando de apoyo.

Tenía sus ojos clavados en los de ella, hasta que yo me resbalé y los dos se giraron para verme. No podía moverme. Conté los segundos que pasaron hasta que ellos giraron su cabeza, y se miraron nuevamente.

La mujer dejó al bebé en su catre y el hombre me miraba con precaución.

Quería escapar, esos sujetos me daban miedo, pero no podía moverme.

Ahora Fred caminaba hacia mí, con las manos en alto, en símbolo de paz. Daiana, se situaba protectora delante de su hijo.

¿Me tenían miedo a mí?

- No deberías estar aquí, Mikeila, no tienes nada que hacer contra nosotros ya. ¿Cómo te liberaste de las esposas, eh? ¿Es otro de tus poderes? ¿Destruir el metal?

¿De qué estaba hablando? Obviamente me hablaba a mí, pero ¿Mikeila?

Se lanzó sobre mí, y me tomó por los hombros. Me sacudía. Yo intenté liberarme y arañarlo con mis débiles uñas, pero entonces comenzó a decir mi nombre.

- Mar, Marlín, despierta- Ahora casi gritaba. Era Wes – Basta Marlín, deja de hacerme eso – Y gimió una sola vez por el dolor de mis uñas

- ¿Qué? ¿Qué pasó? – Estaba MUY desorientada. Todo parecía tan real…

Capitulo 1

La llegada

Lamentablemente no pude cumplir mi promesa debido a la sorpresa al ver la nueva casa. Solté un gemido. Oh no, perdí mi apuesta.

Por una vez estaba de acuerdo con mi madre. Era hermosa.

- ¡Llegamos!- Anunció mi madre - ¿Y? ¿Que te parece Mar?

Estaba atónita. Sin dudas no era ni el triple de hermosa de lo que era nuestra antigua casa, así que solo logre pronunciar un bien en voz baja.

Todo estaba muy tranquilo mientras bajábamos las maletas. No había ruidos de bocinas como en la ciudad, solo se escuchaban las vocecitas de unos niños jugando muy a lo lejos.

- Wow- dije cuando entramos. Claramente no me esperaba esto. Maldición, esta vez sí que tenían razón – Que bonita.

- ¿Te gusta? – Me pregunto Wes. Atisbé una nota de “te lo dije” en su voz, pero no tenía ganas de discutir.

- Espera a ver tu cuarto- Dijo mi madre con una clara nota de emoción en sus palabras.

- Vale, entonces, vamos a verlo

Sinceramente, quería tirarme en mi nueva cama, si es que ya tenía una, y dormir. El viaje me había dejado agotada. Demostrar mi sorpresa por la habitación, desempacar y dormir. Eso era lo que iba a hacer.

Por tercera vez en una hora, tendría que admitirlo, tenían absolutamente toda la razón. La piscina fue lo que primero llamó mi atención. Se veía enorme atreves del ventanal y sentí una sensación de calidez al ver el vapor que desprendía.

Tal vez antes de dormir pueda aprovecharla, pensé en mi fuero interno.

- Bueno linda- Puse mala cara, pero no lograron verla porque estaba de espaldas a ellos. No me agradaba nada que Wes me llamara linda – Te dejaremos a solas para que puedas cambiarte y organizar tus cosas. Estaremos abajo

- Losé, no tengo 7 años

- Cariño – La expresión de mi madre era una parecida a: “No me hagas quedar fatal con mi nuevo novio, después de lo que hablamos, hijita”. Tal vez la belleza de la casa me ayudara a superar este año que me quedaba por delante. Igualmente, sería difícil.

- Si, losé mamá.

Mi madre se acercó y me dio un beso en la frente.

- Estaremos abajo – Me recordó

Dios mío, que exageración. Como si me fuera a vivir a la Antártida y no me viera el rostro por 3 años.

Comencé a desempacar cuando cerraron la puerta detrás de ellos y sus pasos hicieron eco en la gran casa vacía.

Tenía un largo rato para mí misma, así que tome mi neceser de higiene personal y me fui a explorar el enorme baño.

Era muy lujoso, como toda la casa. Al entrar, lo primero que se apreciaba era el gran jacuzzi.

- Oh, mi dios- Exclamé sorprendida. Otra vez.

Al abrir un poco más la puerta, se podía ver el retrete y a su lado, un –innecesariamente- gigantesco espejo. Había pequeños estantecitos de madera entre el espejo y el lavabo llenos de perfumes caros y muchísimo maquillaje. En fin, era el baño que toda mujer querría. Yo lo tenía.

Esta habitación se conectaba con el vestidor, que para mi sorpresa, en una percha alejada había un hermoso vestido que yo ya había visto antes, en un escaparate en el centro de Wonderwalld, mi antigua ciudad. Me acerque para observarlo mejor y me percaté de la tarjeta que colgaba de uno de los breteles. Esta rezaba:

“Espero que después de este regalo, te resulte un poco menos incómodo convivir conmigo.Wes”

Claro que era de Wes. No se me ocurría otra persona que intentara comprarme con un hermoso vestido.

Me dirigí a mi maleta para empezar a desempacar.

No había traído mucha ropa. En Wonderwalld ni siquiera tenía la suficiente como para llenar mi viejo armario y ahora pretendían que llene todo un vestidor. Oh, claro, seguramente el amable Wes me compraría todo lo que quisiera con tal de quedar bien con mi madre y conmigo. No lo soportaba, ¿ya lo mencioné?

Después de sacar toda la ropa de la maleta, me dediqué a colocar los portarretratos con las fotos de mis amigos de Wonderwalld –que tampoco eran muchos- en mi mesa de noche.

Vivíamos en un pueblo bastante pequeño como para conocer nueva gente, nuevos adolecentes con quien compartir mi vida. Por suerte, mi madre tenía mucho trabajo cuando yo era niña como para cuidar de mí, así que me pasaba el día entero en la guardería o en el jardín de infantes. Allí conocía a Eli y a Rachel, mis dos mejores amigas.

Luego fuimos juntas a la primeria, y hasta el día de ayer, compartíamos la secundaria.

Las voy a extrañar, si, pero por suerte, tenía un ordenador con internet móvil para comunicarnos todos los días.

Después de unos minutos, terminé de sacar todo de mi maleta, así que tomé el traje de baño de mi nuevo vestidor y me dirigí al baño para ponérmelo.

Salí un par de minutos después, ya lista para ir a nadar un rato en la piscina.

Mientras bajaba las escaleras, me di cuenta del rico aroma que provenía de la cocina. Mama debería de estar cocinando, muy poco original en ella.

Mi madre trabajaba de chef principal en el mejor restaurant de Wonderwalld, cocina recetas exquisitas, a todo el mundo le gustaba cualquier cosa que ella hiciera.

Ahora trabajaría en el único restaurant que había en este barrio privado, con un salario un poco más elevado que en su anterior empleo, pero a quien le importaba su salario teniendo un marido millonario como Wes.

A veces me pregunto si mamá realmente está enamorada de él, aunque no la veo capaz de casarse otra vez, solo por el dinero. Para ella el matrimonio era el símbolo más importante de unión entre dos personas, lo máximo a lo que puede llegar a ser una relación verdadera.

- ¿Vas a la piscina, cariño?

- Si, mamá.

- Vale, en 20 minutos estará lista la cena

- Volveré dentro de 20 minutos entonces

-¿Caminarás así por toda la calle hasta llegar a la piscina, cielo?

Puse los ojos en blanco y subí corriendo las escaleras para recoger una remera blanca y unos shorts que había dejado desparramados por el suelo.

- ¿Mejor?

- Si – Rió entre dientes y luego añadió- ¡Que te diviertas!

-Vale, vale.

La piscina no estaba muy lejos de mi nueva casa, me guié por la ventana de mi cuarto, ya que si desde allí podía verla…

El agua estaba tibia y muy agradable, como me imaginaba, así que después de sentirla con la punta de los dedos de los pies, me saqué el short y la remera y me zambullí dentro del agua cristalina.

Nadé, hasta que me sentí un poco cansada, así que miré la hora en el reloj de mi celular. Todavía faltaban 5 minutos para que mi madre empiece a llamarme a cenar, pero igual tendría que cambiarme el traje de baño, por lo tanto me dirigí al vestuario.

Caminé mirando mis pies desnudos casi todo el camino, así que no lo vi venir.

Prólogo

Prólogo

¿Quién lo diría? Ni si quiera yo soy capaz de creerme lo que estoy a punto de hacer. Lo que estamos a punto de hacer.

-¡Mamá!- Repetí por tercera vez- ¿Por qué tengo que mudarme con ustedes? Sabes lo poco que me gusta Wes como para compartir este único año que me queda para cumplir la mayoría de edad y así largarme de una vez por todas

Wes, el nuevo novio de mi madre había decidido muy apresuradamente, para mi gusto, proponerle matrimonio e irse a vivir a un lujoso barrio privado.

Ni una pizca de mi ser soportaba la presencia de este hombre. Mi metabolismo no lo aceptaba, sin darme ninguna explicación del porqué.

Pero claro, para que gastar más saliva diciéndoselo a mi madre por cuarta vez en el día.

- Hija, no quiero seguir escuchando tus quejas de Wes. Y claro, tienes razón. Cuando cumplas los 18 eres libre de vivir en donde quieras, pero mientras estés viviendo conmigo, te prohíbo faltarle el respeto a tu padre.

-¡El no es mi padre! – Exploté – Y nunca lo será – Enfaticé mi enfado en la palabra nunca, para ver si de una vez por todas se convencía de este hecho.

-¿De eso se trata? ¿De tu padre? Sabes muy bien que yo no tuve nada que ver con lo que le pasó y mucho menos Wes, así que ya deja de tratarlo como si tuviera lepra ¿Quieres?

No contesté y me fui mascullando en dirección al auto.

- No estés así Marlín- Me dijo Wes cuando subí al auto- Cuando veas la casa, no opinarás los mismo que ahora

- Es muy hermosa – Interrumpió mi madre – Tu cuarto tiene vista a la piscina

Me prometí a mi misma no abrir el pico durante todo el trayecto.

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